miércoles, 26 de noviembre de 2008

Un archivo abierto para todos.

Una nota periodística de Marzo de 2008, nos recuerda la partida del licenciado Jorge Dinoia, fundador del Museo de la Palabra en Villa Adelina, Partido de San Isidro, Provincia de Buenos Aires, República Argentina.

El licenciado Jorge Dinoia, junto a uno de sus gramófonos
en el Museo de la Palabra.


Aquí las palabras de aquella publicación:

El pasado 15 de marzo nos abandonó el Lic. Cayetano Jorge Dinoia, Director del Museo de la Palabra de Villa Adelina, San Isidro. Su vida estuvo dedicada por entero a "recuperar las voces del pasado"… Fue éste un trabajo que realizó por más de 40 años.

El valor de la búsqueda

No en vano ya desde la época escolar Cayetano Jorge Dinoia hizo de Historia su asignatura predilecta. Al egresar de su bachillerato con el mejor promedio, el Senado de la Nación le otorgó el Premio de Historia. Por ese entonces, decidió cursar el Seminario de Filosofía, en el ex Hospital de Clínicas, hoy derrumbado. Al igual que este edificio, se habían destruido muchos otros en la ciudad de Buenos Aires, verdaderos monumentos históricos. Esta triste realidad hizo que decidiera abocarse a la tarea de coleccionar lo que él consideraba que había sido más perjudicado: "La Voz Humana". Por eso, y ante quien quisiera escucharlo, él acostumbraba a decir: "Creo que aunque la persona desaparezca puede quedar de ella su voz"… Esta firmeza de pensamiento tuvo mayor asidero cuando leyó una frase del escritor Miguel de Unamuno que rezaba: "En el principio fue el verbo, y quizás al final sea el verbo".

En 1967 comenzó a hacer distintos intercambios culturales, por los cuales desde el partido de San Isidro y por su mano fúlgida, se reintegraron a todo el mundo verdaderos documentos históricos y culturales que estaban perdidos. Y el Museo de la Palabra prestigió al partido desde el cual salieron las donaciones vía aérea hacia todas las latitudes. Una de ellas fue la realizada a España, donándole las voces de Ramón Franco y Alfonso XIII, documentos que los españoles habían perdido durante la guerra. En retribución, ellos le enviaron la voz de Unamuno recitando varias frases, entre ellas la antes citada. Por esta gestión se hizo merecedor de un importante galardón, "La Cruz de la Paz" de España. A su vez, otros pueblos –reconociendo su mérito– se conectaron con él para un verdadero "canje" cultural entre el Museo y decenas de países.

A través de la Embajada de Japón, el Palacio Imperial de Tokio, le envió un documento –la voz de Hirohito–, adjuntando sus felicitaciones por tan loable labor. También realizó gestiones con las Naciones Unidas, la Casa del Teatro, y con casi todas las embajadas de países extranjeros, emisoras radiales y canales de televisión del país y del exterior, como sucedió hace unos años con la Cadena NBC de los Estados Unidos que fue especialmente al Museo para entrevistar al director, mostrar sus reliquias y cuya emisión desde el país del norte fue vista por 750 millones de personas.

La misma Biblioteca del Congreso de la Estados Unidos –después de la cual el Museo es la única institución en el resto del mundo que se dedica a recuperar voces–, le ofreció una fuerte suma de dinero por el invalorable material que allí se encuentra, pero Dinoia no aceptó para evitar que este patrimonio saliera de San Isidro, a pesar de su dura lucha por sobrevivir ante las dificultades económicas.

Premios y reliquias

Entre algunos de los muchos premios y condecoraciones podemos resaltar el "Premio de Historia del Senado de la Nación", "Premio de la Academia Argentina de Letras, "Cruz de la Paz", de España, "Mate de la Amistad", del Museo José Hernández, "Cóndor de Plata", del Rotary Club de Villa Adelina, "Diploma de Honor de San Isidro Tradicional", "Manzana de Oro" de TEA y La Maga "Al Maestro con Cariño", reconocimiento en el marco de los 90 Años de Villa Adelina, y cientos de cartas, firmadas por autoridades de todo el mundo, de embajadas, de centros de cultura, instituciones, condecoraciones, medallas, agradecimientos.

Hasta el día de la muerte de su director, el Museo de la Palabra llegó a tener un acervo de unas 3000 voces –lo que equivale a unos 300 km. de cinta grabada–, entre las que se destacan:

-Tomás Alva Edison: primera voz grabada, sobre un cilindro de cera, el 24 de diciembre de 1877.

-Su Santidad, el Papa León XIII, registro de voz más antigua. Grabó en 1903 el Ave María en latín, en un cilindro Bettini. Se considera el registro de voz más antigua, porque León XIII nació en 1810 (antes que Edison), por lo tanto es la voz de una persona nacida casi 200 años.

-Otras voces de igual jerarquía como las de Gabriela Mistral, Victoria Ocampo, Alfonsina Storni, Ortega y Gasset, los pianos de Albéniz y Beethoven, Hitler, Oscar Wilde, Sartre, Tagore, Ghandi, García Lorca, Franco, Unamuno, Virginia Woolf, Sara Bernhardt, D'Annunzio, Einstein, Lisandro de la Torre, Stalin, Lenin, Mao Tse-Tung, Churchill, Pasteur, Florence Nightingale, los Lumière, Antoine de Saint Exupery, Freud, Jung… entre tantos y tantos. Y la grabación original del Primer Himno Nacional, de 1916, y fonógrafos, gramófonos, fonoliptófonos, rollos de pianola, 2000 discos acústicos, 40 cilindros de cera, grabaciones en alambre, en papel, álbumes de firmas con rúbricas como las de Carlos Gardel, la Mistinguette, Carlos Pellegrini, Bartolomé Mitre, Lily Pons, Cardenal Copello, Alfredo Palacios, Jean Cocteau, entre muchísimos otros y muchísimas reliquias más que atesora el Museo y es imposible mencionar sin abrumar.

Es imposible también catalogar el valor de lo invalorable…, pero lo seguro es que Dinoia, en más de 40 años de tener el museo, y más de cincuenta de habitar en San Isidro, nos honró en todo el mundo y paseó nuestra bandera como emblema de cultura por todas las naciones.